Aunque se recomienda consumir cierta cantidad diaria de sodio para facilitar la digestión, permitir la transmisión de impulsos nerviosos, la actividad muscular y la adecuada absorción de potasio, es importante no excederse, ya que puede ser un factor de riesgo para dolencias como la hipertensión y retención de líquidos.
La principal fuente de sodio es la sal. Sin embargo, la industria de alimentos ha ido añadiendo productos como conservantes, estabilizantes, emulgentes, espesantes, gelificantes, o como potenciadores del sabor o edulcorantes a alimentos que ya contienen sodio.
Esta situación ha hecho que hasta niños pequeños ya estén consumiendo más de las cantidades requeridas en plátanos, sodas, bebidas comerciales, sopas de paquete, nueces o manís tostados con sal, y productos embutidos enlatados, anchoas, cereales de desayuno, papas fritas, entre otros.
Es importante saber que el consumo de sal debe limitarse a sólo 1 cucharadita rasa al día. Para cumplir con este objetivo, existen algunas tácticas o trucos que pueden emplearse como las siguientes:
- No agregar sal al cocinar para controlar lo que se añadirá al momento de comer.
- Usar condimentos naturales como ajo natural, cebolla, pimienta, ají para las carnes.
- Preparar las ensaladas con zumo de limón o naranja para dar un toque diferente.
- Usar especias como albahaca, eneldo, tomillo, etc., para dar sabor.
- Evitar consumir alimentos enlatados y usarlos frescos y naturales
- Prefiera alimentos que declaren ser reducidos en sodio.
- Exigir que no le agreguen sal al comer en los restaurantes.
- Eliminar aderezos como mayonesas, mostaza, ketchup y salsas de condimentar.
- Elaborar sus alimentos al vapor para conservar mejor el contenido natural del sodio del alimento y así se no tendrá necesidad de añadir sal.
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