viernes, 25 de noviembre de 2011

Ejercicio vs celulitis

Todas las personas tenemos grasa debajo de la piel que sirve como aislante térmico y como protección de lo órganos vitales.


La celulitis también es grasa que se mantiene acumulada dentro de la piel, pero con algunas diferencias sobre el resto de la grasa corporal. Por un lado, las fibras de colágeno que encontramos en la celulitis son diferentes, son más gruesas y empujan la grasa hacia la superficie, lo que acrecienta ese aspecto de piel de naranja y por otro lado, retienen más líquidos de lo habitual, lo que aumenta la hinchazón de la zona.



Hay diferentes etapas en su formación y es mucho más fácil contrarrestarla en un estadio inicial, por lo que la actividad física contribuye de una manera definitiva a la prevención de este problema.


La mala circulación y los radicales libres son dos factores determinantes en la aparición de la celulitis.


En la zona de caderas y muslos, se producen estancamientos del sistema circulatorio y linfático como consecuencia del sedentarismo y del exceso de tiempo sentados o los malos hábitos posturales.


También son condicionantes: la edad, el exceso de peso, los malos hábitos alimentarios, el tabaco, el exceso de café y azúcar, la mala o insuficiente hidratación, el exceso de sol, el estrés y la herencia.

Como consecuencia de todo lo expuesto

se puede afirmar que el ejercicio físico juega un papel fundamental, tanto en la prevención, como en la reducción de la celulitis. El sedentarismo y la falta de ejercicio disminuyen la circulación sanguínea de forma significativa y se acumulan toxinas en el organismo.

El ejercicio físico activa el metabolismo, reafirma la piel, aumenta el consumo de grasas y disminuye el estrés, estimula la circulación sanguínea y linfática debido a la sucesión de contracciones musculares que se producen durante el mismo.


La combinación de entrenamiento aeróbico y trabajos de tonificación es el método más eficaz para combatir la celulitis.



El efecto principal del entrenamiento aeróbico es la reducción de grasas y la mejora de la circulación. Se puede hacer de muchas maneras: andar, correr, montar en bicicleta, nadar o asistir a clases colectivas (aerobic, step, cyclo indoor, cardio box, latino…). Lo importante es hacer algo cada día y se pueden alternar las clases colectivas o las sesiones más intensas, con días de descanso activo en los que solo se camina, o se corre durante 20 min.


El entrenamiento de tonificación aumenta y mejora el tono muscular, lo que hace que la piel de naranja sea menos visible y que la piel luzca más tensa, además de conseguir un aumento de la Tasa Metabólica Basal, lo que incrementa el consumo calórico incluso en reposo.


Hay que hacer entre 3 y 5 sesiones de tonificación a la semana. Se pueden utilizar y mejor aún combinar, las clases de Strength, Tonificación, GAP… con un sencillo programa de tonificación general, de unos 40 min. de duración, en el que se trabajen ejercicios generales del tren superior, del abdomen y del tren inferior, en el que no deben faltar: sentadillas, lunges, glúteos en máquina, con tensores o con poleas, siempre utilizando una carga que permita llegar a 15 repeticiones, pero ojo, cuando se sobrepasen será necesario aumentarla.


Carlos Bernardos, Director Técnico de Ingesport Health and Spa Consulting.

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